Política con visión holística

¿Aburrido de la política? – ¿Pero eres de los que disfruta de los buenos planes de gobierno? ¿Qué visión tenemos de nuestro territorio? – ¿Qué puedo yo aportar para él?

No quiero impacientar a nuestros lectores con preguntas, porque como dicen por ahí “bueno es culantro pero no tanto”, así que mi escrito tendrá unos matices que intentarán captar su atención y espero que en algún punto podamos coincidir.

Desde mis investigaciones y análisis del desarrollo humano y en distintos viajes a territorios en avanzada, me refiero a comunidades pacíficas, armoniosas, sostenibles y sustentables donde cada individuo ha realizado un trabajo de sanación responsable y superación de sus propios conflictos para convertirse en una persona que aporta grandes beneficios para sí mismo y la sociedad donde se desarrolla, seres a los que llamo “del despertar de la conciencia y alta vibración”.

Teniendo en cuenta la ley de Nikola Tesla “si quieres entender el universo, piensa en energía, frecuencia y vibración”, eso somos cada uno en nuestro propio universo tri partito, alma, cuerpo y espíritu. Éste concepto aplica al desarrollo de los seres humanos dentro de sus territorios, en todos los escenarios de participación incluyendo la tan mal afamada política a la que se confunde con el término proselitismo político y sus comportamientos sociales tan arraigados culturalmente.

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Agresión va, agravio viene, un contrapunteo de ires y venires que deben terminar si nuestro propósito es construir desde el amor las buenas prácticas de la función pública. Menos mal esto nunca ha sucedido en nuestro municipio y menos, con la aprobación de una sociedad que espera para disfrutar del novelón que se ve cada cuatro años, la bella fiesta democrática ha empezado en plaza pública y estamos en momentos cruciales para los territorios, no estamos alejados por minúsculo que parezca de los destinos de nuestro planeta.

Las contiendas electorales, los movimientos de masas y todo tipo de proselitismo se ve por estos días pero alguien se ha puesto a pensar, ¿qué es lo que realmente necesita nuestro ser, el planeta y específicamente nuestra casa o sea el territorio? – ¿tenemos en cuenta temas como el calentamiento global y lo que conlleva ésta crisis mundial?

Indiscutiblemente la visión de democracia y política de Aristóteles, Platón, Rousseau, Carl Marx, entre otros, aunque han servido de base a la conformación de la sociedad, el Estado, la República y los gobernantes, no deja a mi concepto de estar lejana para ésta etapa de la humanidad, ya que la vida contenida en Gaia Pachamama, en su visión cosmogónica de los pueblos Andinos a los que nos corresponde por ancestralidad y que está más viva que nunca, ha dejado a un lado tales filosofías que ya no encajan a ese despertar de consciencia donde la responsabilidad del buen vivir y el buen caminar no se aplica exclusivamente a gobernantes sino a todos los seres vivientes, como dirían los sabios “Sumak kawsay” frase con un significado profundo para que todo ser humano camine bonito sobre esta mama que es nuestro planeta.

Concepto para adaptar a todos los escenarios y dinámicas sociales que salvará nuestra raza de una autodestrucción latente, seres conscientes también son seres sintientes con conocimiento pero conectados a la poderosa naturaleza y a los seres que la habitan.

Reconociendo los saberes propios de nuestros antepasados en temas como conservación del ecosistema, medio ambiente, cuidado del agua, proyectos de construcciones amigables para vivienda rural, urbana, formas de riego en territorios áridos.

Porque cada geografía tiene su propia información, siembra y demás conocimientos de campesinos y comunidades que aún respetan los ciclos de la luna, la salida del sol, los cauces de los ríos y quebradas, las no construcciones en suelos llamados para ser pulmón y oxígeno de nuestros pueblos y protección de nuestras fuentes hídricas.

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Nosotros como seres humanos no somos la excepción, estamos llamados a hacer la política de la vida y es que aunque no nos guste el tema, siempre estaremos involucrados como habitantes de nuestro territorio en su dinámica, de allí la importancia de nuestro actuar, de la conexión, de escuchar la tierra, a las personas que la habitan, en la particularidad pero también en la generalidad de orden colectivo, como en el orden individual.

Es volver a respetar los nacimientos de agua, los árboles, las plantas, los animales que en ella viven, es hora de sentir cada ser viviente para poder diseñar ambientes sostenibles, armoniosos, saludables, economías robustas, sacando el poder agrícola como fuente de desarrollo, valorando el talento humano en todas sus dimensiones, la restauración de tierras, cultivos orgánicos, sustentabilidad, corresponsabilidad ciudadana, economías circulares y todo tipo de planes para esta etapa de la humanidad.

Sin duda quienes trabajan en la evolución del ser, escucharán el entorno por sus sentidos y serán unos excelentes generadores de ideas creativas, prácticas, realista, no invasivas, no evasivas, amorosas; por consiguiente el gran movimiento holístico ancestral hace territorios y sociedades más sanas donde los ismos terminan para conectarnos con un todo y en todos los aspectos, este es el verdadero desarrollo y la salvación de nuestro planeta.

Por otro lado ha existido una lucha incansable de los gobiernos por desarrollar políticas para erradicar todo tipo de violencia y abusos en la sociedad pero la lucha a veces se hace infructuosa porque una sociedad desconectada del ser e inconsciente no evolucionará, pero si las administraciones vuelven a tejer sociedad con los saberes, el conocimiento, los procesos de sanación de territorios y vuelven a escuchar la naturaleza a la que muchos han tapado con cemento seguramente habrá unos tiempos venideros de mucho resplandor para nuestro territorio y todo ser viviente, este es el verdadero avance al que llamo “Despertar de la Consciencia”.

Con gran amor y respeto para todos a los que el mensaje resuene.

Por: Claudia Liliana Franco

Publicado originalmente en el periódico ÉCOS DEL TEQUENDAMA de La Mesa Cundinamarca.

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