El placer de servir, poema de Gabriela Mistral

El placer de servir, poema de Gabriela Mistral

Nacida en Chile en una ciudad llamada Vicuña, fue maestra de escuela y llegaría a convertirse en una de las figuras más relevantes de la literatura universal. Galardonada en 1945 con el Premio Nobel, su vida, su pensamiento social, político y su obra continúan siendo objeto de estudio y de controversia.

Gabriela Mistral nos dejó para la historia y para las personas que nos entregamos en servicio a los demás un magnífico poema que deseamos compartir con todos ustedes.


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El placer de servir

Toda la naturaleza es un anhelo de servicio.

Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.

Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde haya un esfuerzo que todos esquiven, hazlo tú.

Sé el que aparte la piedra del camino, el odio de los corazones y la dificultad en los problema.

Hay una alegría en ser sano y en ser justo; pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.

¡Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho, si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que realizar!

Que no te llamen solamente los trabajos fáciles: ¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!

Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito con los grandes trabajos; hay pequeños servicios que son buenos servicios: adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar a un niño.

Aquél critica; éste destruye, sé tú, el que sirva.

El servir no es faena de sólo seres inferiores. Dios, que da los frutos y la luz, sirve. Por eso puede llamársele: El que sirve.

Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día:

¿Serviste hoy? ¿A quién?

¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?

– Gabriela Mistral

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